martes, 15 de septiembre de 2015

HABLEMOS DE BRUXISMO

Hablemos de bruxismo


Desde hace algunos años vemos con más frecuencia en nuestras consultas a pacientes que acuden con desgaste en el esmalte de los dientes y además refieren molestias como dolor de cabeza y de los músculos de la mandíbula, el cuello y el oído, así como cefaleas y sensibilidad dental. Estos malestares les hacen ir a otros especialistas primero como el otorrino, el traumatólogo y hasta el neurólogo, que una vez realizado un examen los remiten al odontólogo, pues precisamente estamos hablando de una actividad anormal que realizan los músculos de la masticación, a la cual denominamos bruxismo.

El bruxismo se produce de forma inconsciente y suele ser más frecuente durante la noche. Pueden darse dos tipos: el bruxismo céntrico, que es cuando se aprientan los dientes, y el bruxismo excéntrico, que reconocemos por el rechinar de los dientes.

Este hábito lo encontramos por igual en hombres, mujeres, adultos y niños, sufriéndolo entre un 10 y un 20% de la población. El estrés y la ansiedad suelen estar muy relacionados con su aparición. Los dentistas podemos diagnosticarlo gracias al interrogatorio al paciente y la observación del desgaste del esmalte y la dentina.

Cada paciente lo sufre de manera particular o diferente en dependencia de cuan fuerte aprieta o rechina sus dientes, si tiene o no desalineados los dientes, su postura al dormir, la capacidad de relajarse, su dieta y hasta una posible parasitosis intestinal.

Aunque la mayoría de los casos ocurren de noche, durante el sueño, también encontramos casos diurnos realizados inconscientemente cuando estamos haciendo alguna actividad que requiere toda nuestra concentración, como cuando estamos conduciendo un coche. Suele pasarnos que en ese momento si nos damos cuenta abrimos la boca para tratar de descontracturarla por la fuerte presión que estamos haciendo sobre la mandíbula, que puede irradiar el dolor hasta el oído. Si se siente familiarizado con esta experiencia, le recomendamos que acuda a su dentista, ya que es un bruxista.

Muchas veces los padres o los abuelos nos traen a niños que rechinan los dientes durante el sueño. También nos vienen adultos que su pareja es quien se lo ha comentado y detectado. El paso de venir al dentista es el correcto, porque esa persona es bruxista.

Según el grado de afectación podemos encontrar tres tipos de bruxismo:

  1. Grado I: Aparece y se desvanece por sí solo en un corto período de tiempo. Puede estar condicionado a factores locales dentro de la boca, que al ser detectados y eliminados con prontitud permiten su prevención.
  2. Grado II: En este grado la ansiedad ya se encuentra presente, la presentación es inconsciente para el paciente y desaparece cuando el sujeto lo vuelve consciente, en esta etapa pueden encontrarse presente lesiones en las estructuras dentofaciales por lo que se requiere de un tratamiento integral para asegurar su eliminación.
  1. Grado III: La reproducción es constante hasta dentro del entorno familiar y social por incorporación del paciente. La presentación es excesiva e irresistible para el sujeto que la padece aun siendo consciente. Las lesiones en las estructuras dentofaciales son de considerable magnitud y en algunos casos las lesiones son permanentes, por lo que se requiere de mayor atención y dedicación en el desarrollo de técnicas por parte del dentista que las implementa.

¿Qué solución tiene el bruxismo?
Según la lesión dentaria y la afección muscular, vamos a encontrar solución al bruxismo. En muchos casos se recomienda el uso de una férula de descarga para impedir la lesión permanente y la afección de los dientes. Según el grado de bruxismo y el momento de su presentación, podemos indicar el uso de la misma de manera diurna o nocturna, y pueden ser confeccionadas en acrílico o en un material más liviano como es la silicona. Esta solución al bruxismo no lo elimina pero sí reduce la fuerza de contacto entre los dientes y la tensión de los músculos masticatorios.

Cuando la afección dentaria es significativa procedemos a la restauración de los dientes con empastes de composites o fundas de porcelana. Si el habito mantenido ha afectado la ATM (articulación temporo mandibular) se proceden a hacer varios tratamientos de la misma organizados por el especialista en Cirugía Maxilofacial.